miércoles, 3 de marzo de 2010


Destila tu vientre pedazos del pasado; destila tu mente pedazos del recuerdo.
Destila tu boca, pedazos de cepia; el cuarto de hora ya dio más de una vuelta.
Tus ojos se refugian en el gris, tu mano acaricia el verde; tu alma se viste de seda.
Violeta es la cabecera, azul se torna y rojo termina.
Un rojo profundo, un rojo apagado.
La mente se fusiona, titila en coma con un brillo oscuro.
Subyugan allí actos fallidos, pensamientos erróneos, palabras de más.
Felices los que señalan envidiando, confundida yase el alma en pena.

Puntos, comas y garabatos describiendo, observando el estado de liberación.

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