jueves, 30 de septiembre de 2010

La lluvia de hace un tiempo, mojó las baldosas de mi miércoles.
Acostada creo que estaba yo. No me levanté, me quedé ahí... expectante. Disfrutando del frío del auge otoñal.
Me gusta así. Aunque sé que no hago las cosas bien.
Sé que la olla sigue revolviéndose, pero ya no me molesta.
Sé que la lluvia humedece mi cabeza; y el frío, me hace temblar.

Pero ya no me molesta.

Las cosas cambiaron, y hay que saber aceptar.
Todo cambia, se moja, evapora y se va.